sábado, 11 de octubre de 2014

Ilegitimidad del TTIP



Es imposible reconocer legítimas las negociaciones que se están llevando a cabo para firmar este tratado que pone por encima de la gente los beneficios económicos de corporaciones internacionales y que no respeta la soberanía de los pueblos.


Hay que seguir colaborando y fortalecer los espacios donde ya mucha gente se encuentra para informarse, compartir conocimientos y dudas, y actuar de diversas maneras para denunciar y parar este tratado. 


Hay que decir de forma consciente y rotunda que no vamos a reconocer ni aceptar que sigan siendo cada vez más las grandes corporaciones financieras las que gestionen nuestras vidas y nuestra salud. 


Todo está en crisis, estados nacionales, la regionalización y mundialización, las sociedades, hasta el más mínimo grupo y el propio individuo, pero ellos también.



La mundialización creciente ha ido acelerando la información y aumentando el desplazamiento de personas y bienes. La tecnología y el poder económico en aumento se concentran en empresas cada vez más importantes que chocan con las limitaciones y el enlentecimiento que imponen antiguas estructuras como el Estado nacional.



Se desdibujan las fronteras nacionales dentro de cada región y se tiende a uniformar la legislación de los países para adaptarse a los sistemas productivos. El Estado tradicional tiene que hacer frente a esa situación en medio de crecientes dificultades económicas que cuestionan precisamente su eficacia y legitimidad.



Las compañías multinacionales concentran el capital financiero internacional y los sistemas políticos pierden autonomía adecuando la legislación a los dictámenes de éstas.



Pero muy al contrario cada vez hay más personas que saben que las instituciones tienen que ir haciéndose democráticas, colectivizándose y gestionándose hacia el bien común y no ser suplidas directa o indirectamente por los departamentos o las fundaciones de las grandes corporaciones económicas que parecieran querer gestionar desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, gestionando también nuestra capacitación, actividad laboral, unión de hecho, ocio, información, seguridad social y jubilación … parece que ya lo tienen todo pensado para nosotros ¡No hay que preocuparse de nada!



Está claro que se ha instalado en la cúspide de la escala de valores el mito del dinero y a él, crecientemente, se subordina todo. Todo tema que se relacione con el sentido y significado de la vida no coincide con la escala de valores establecida en el sistema.



No son solo estos acontecimientos los que se mueven y parecen avanzar, también hay cada vez más y cada vez en más lugares el establecimiento de nuevas prioridades y nuevos proyectos de vida.


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