jueves, 26 de junio de 2014

Centros Sociales Autogestionados: haciendo barrio



El 12 de abril de este año el Centro Social Ocupado Autogestionado La Traba cumplía 7 años

7 años de Okupacion y Asamblearismo, generando espacio de barrio, autogestionando un trocito de ciudad.


Ahora se están realizando actividades de cara a ganar más peso ciudadano y moral para que no se efectúe el desalojo de este centro social que está previsto para el 22 de julio. 


Los centros sociales ocupados representan la recuperación de espacios, el asamblearismo y la autogestión. En estos 7 años en el CSOA La Traba se han realizado multitud de actividades y multitud de colectivos han dado vida a este espacio:

La Traba es un espacio abierto, autogestionado y multicultural que cuenta con actividades siempre gratuitas a disposición de tod@s, como el gimnasio deportivo, el parque cubierto de bicis BMX (uno de los más grandes de la península), un espacio para bailar y organizar sesiones de break dance, un local de ensayo para bandas musicales del barrio, grupo de teatro, una asociación de baile folklórico boliviano que apuesta por la convivencia intercultural. Un estudio de grabación, donde grupos de jóvenes crean, graban y editan sus propias canciones, aprendiendo de forma gratuita y comprometida. Un grupo de consumo que apuesta por el pequeño productor y la comida ecológica. Una oficina de desobediencia económica para poner en práctica la objeción fiscal y la organización de insolventes y deudores. Además de ser un espacio que acoge eventos para apoyar a colectivos y asociaciones.

Esta es su dirección:
C/ Batalla de Belchite, nº 17 (CSOA La Traba) Metro de Legazpi-Plaza de la Beata. Madrid


Los primeros 7 años de okupación: vídeo

Participando en el Pleno de la Junta Municipal del distrito de Arganzuela el 4/6/2014: El vecindario organizado: vídeo



Basta ya de desalojos y desahucios, primero la gente.

¡CSO La Traba, 50 años más!



¿Para qué la ocupación o la recuperación de espacios?

Vivimos en un sistema que ha privatizado el suelo que pisamos convirtiéndolo en una mercancía más, y ha implantado un modelo desarrollista salvaje que se manifiesta en la masiva proliferación de urbanizaciones, campos de golf, autopistas… y una serie de infraestructuras, muchas veces innecesarias, generando graves problemas ambientales y sociales. Los gobiernos de turno implementan estas políticas en beneficio de los intereses empresariales, provocando, entre otras cosas, más desigualdades sociales.

Para llevar a cabo esta política, el sistema necesita paralelamente apagar toda expresión de resistencia popular. Mientras cientos de edificios se encuentran en una situación de abandono esperando su recalificación (y por lo tanto el aumento de su valor especulativo), los locales públicos donde poder reunirse, organizarse y tomar parte en las cuestiones que afectan a nuestras vidas, están mayormente controlados por la burocracia institucional.

Es necesario denunciar y luchar contra la especulación urbanística con hechos además de con palabras. Porque necesitamos espacios donde aglutinar e impulsar la voz de la gente y crear puntos de encuentro para la transformación revolucionaria de la sociedad. Hay que conquistar la democracia real con la participación popular, activando la lucha en los barrios y construyendo así la verdadera democracia directa.